La respuesta es fácil: cuando se necesite. Un alquiler a corto plazo puede surgir para cargar o descargar un bulto pesado o voluminoso, para sustituir temporalmente un montacargas propio averiado y en general para solventar cualquier necesidad puntual que nos surja en el día a día de nuestro negocio.
A medio plazo es frecuente alquilar montacargas durante los "picos de trabajo" que se dan en muchos sectores, como apoyo a nuestra flota, o porque no dispongamos de montacargas en propiedad.
En caso de proyectos a largo plazo, el motivo más habitual para decidirse por el alquiler y no la compra de un montacargas suele ser evitar el desembolso inicial que supondría la compra al contado. Aunque cada vez es más frecuente que las empresas se decidan por un alquiler de este tipo tras hacer un estudio de rentabilidad, donde se tiene en cuenta las horas de trabajo y los gastos de reparaciones y mantenimiento necesarios para el buen funcionamiento del montacargas.